Juan Carlos Baraja | Tv Azteca
Hace unos días coincidí con una persona que hace tiempo no veía. En 2017 tuve la triste noticia que su departamento y su edificio, ubicado en la zona de Coapa en la Ciudad de México, resultaron severamente dañados por el sismo del 19 septiembre; era una situación terrible para ella y para muchas familias. En algunas partes el edificio parecía en buen estado pero en otras el daño era evidente y nadie quería arriesgarse a volver hasta no tener un dictamen oficial sobre las condiciones del inmueble.
Cuatro años después de la tragedia por fin, mi amiga, tuvo la noticia de que su edificio sería reconstruido y con ese espíritu de verle el lado bueno a las cosas me dijo: “se tardaron, pero gracias Dios ya está”.
Uno pensaría que las muestras de apoyo, solidaridad y donativos en especie y en efectivo las cosas podrían haberse atendido antes pero la realidad es que cientos de familias aun sufren por aquel movimiento telúrico que, literalmente, cambió su vida.
El terremoto de 2017, de nuevo el 19 de septiembre, inevitablemente trajo a la memoria de lo ocurrido en 1985. Después de más de 30 años entre un sismo y otro, muchas lecciones se aprendieron. Los simulacros de protección civil para saber qué hacer en caso de sismo son razonablemente habituales, hay mas conciencia, principalmente en las nuevas generaciones, de la importancia de contar con un plan de protección, una mochila de emergencia, documentos importantes a buen resguardo y, con todo y la tragedia, el número de víctimas en el 2017 fue significativamente menor que a finales del siglo pasado.
Tristemente no todo ha sido avance de hecho, desde hace un tiempo, hay estancamiento en la transparencia sobre como y qué ha sido de la reconstrucción.
Dicen que “la burra no era arisca” pero en el ánimo popular, sobre todo en el de quienes aun no logran recuperar sus bienes y siguen viviendo en condiciones difíciles, queda la duda de qué pasó con todo el dinero que principalmente la sociedad civil y la iniciativa privada aportaron para la reconstrucción. Los que aun hoy son damnificados siguen esperando aparecer en un censo, cobrar un seguro, tener un dictamen y, en algunos casos, poder recuperar sus inmuebles.
Para ellos las cosas no están claras y no es para menos. El propio Instituto de Transparencia dela Ciudad de México reconoce que en cuanto al ideal en la cantidad de información de este tema, están a un 60% y no solo eso, los datos con los que cuentan están actualizados hasta el 2019 debido, en parte, a la parálisis generada por las medidas para tratar de contener la pandemia de Covid-19.
El Instituto de Transparencia de CDMX ha recibido miles de solicitudes sobre la reconstrucción, han identificado a 42 sujetos obligados a proporcionar información y no todos han cumplido, eso sin contar que existen 17 reservas de información a las que nadie puede acceder.
Hay mucho trabajo hecho, si, pro queda mucho más por hacer. Si quiere saber qué tanta opacidad ha habido en este tema y quienes son los sujetos obligados más reacios a dar información escuche la conversación que tuve con María del Carmen Nava Polina, Comisionada Ciudadana del INFOCDMX.