Si alguien nos hubiera preguntado cómo se vería el mundo en el 2020, definitivamente no habríamos sido capaces ni de imaginar ni de describir que un virus nos tendría -al mismo tiempo y a la mayor parte de la población- en una situación de confinamiento, de medidas de sana distancia, y de empezar a hablar de una nueva normalidad. La realidad siempre supera a la ficción.