Intervención de la Dra. Lourdes Morales Canales, México Evalúa en sesión solemne
Muy buenas tardes a todos.
Agradezo este espacio, la verdad es que no lo tenía yo contemplado, pero bueno, quiero aprovechar para agradecerles a los comisionados Nava y Bonilla y también a la comisionada Enríquez, que le queda una chamba nada sencilla en esta compleja transición: la cercanía, el trabajo, las propuestas de apertura, la colaboración que tuvimos tanto desde la academia como desde la sociedad civil y sobre todo los aprendizajes que quedan.
Me parece que a pesar de que el nuevo modelo aprobado tiende hacia la fragmentación de la información y dificulta el acceso que teníamos los ciudadanos a los datos y obliga a que las instituciones ahora de manera proactiva, aunque se le llame transparencia con sentido social, no están esperando a que una institución los esté revisando para que cumplan con el deber de informar. Creo que los más de dos décadas de ejercicio del derecho a saber, si nos han enseñado algo por un lado, y por el otro lado tenemos nuevas tecnologías que pueden facilitar esto.
Quiero, sin embargo, recordar dos cosas. Hace más de tres décadas Robert Klitgaard en un escrito de referencia dijo que había una fórmula de la corrupción, y que esta fórmula consistía en la discrecionalidad más monopolio de las decisiones, menos transparencia. Creo que el orden no era exactamente así, pero al final decía menos transparencia
Cuando pensamos que ya había acceso a la información, se sugirió que esto de la transparencia se cambiara por responsabilidad. Al día de hoy no existe ningún estudio serio que no señale que ha habido un aumento de la corrupción en México. Todos los índices lo demuestran. La presidenta Claudia Sheinbaum tiene altos índices de aprobación entre la ciudadanía y poca aprobación en lo que se refiere al combate a la corrupción.
Dado que esto es el panorama actual, me parece que existe la oportunidad en la Ciudad de México, si acaso el federalismo todavía se respeta, que en la nueva ley, que gracias a la comisionada Nava que nos está informando constantemente que no se ha discutido y que hay un rezago, que debió de haberse promulgado en junio y que todavía no se ha promulgado en todo el país, que solo diez estados han logrado emitir estas nuevas reglas, pueden hacer una buena ley para la Ciudad de México para que no sea un retroceso.
Esto podría contemplar que la institución encargada de la transparencia sea colegiada, que no sea unipersonal para evitar la discrecionalidad. Que además haya requisitos de idoneidad para los titulares, que también se obliguen a documentar todos los actos de autoridad, cosa que ya desapareció y a la comisionada Enríquez le tocará la tarea archivística que haga entrega de esta información. Que también se recupere el principio de máxima publicidad según lo establecido por la ley modelo de la OEA y la anterior ley que ahora fue eliminado. Y por último, que se restaure la relación con la sociedad.
Derecho que no se ejerce, no sirve, aunque esté reconocido en la ley. Yo espero que la experiencia aquí acumulada sirva para las nuevas propuestas y que no veamos en la Ciudad de México, y que en algún momento fue la isla de la transparencia, un retroceso y un camino hacia la opacidad.
Felicidades y muchas gracias por el trabajo que hicieron estos años.


